¿Por qué la opinión pública generalista sigue percibiendo la extrema derecha y el yihadismo como fenómenos contrarios cuando son fenómenos simbióticos que responden a la misma lógica involucionista?
Porque la lectura que se hace es como si de una guerra se tratase. La extrema derecha violenta sostiene, según una lectura huntingtoniana del mundo [la que dio lugar a la teoría del Choque de Civilizaciones], que Occidente está en guerra contra el Islam. Los yihadistas responden que, efectivamente, Occidente ha declarado la guerra a esta religión y que toca defenderse. Y ambos coinciden en presentar ambos bloques como homogéneos.En 2015 tienen lugar los atentados de Charlie Hebdo, el 7 de enero, y de París, el 13 de noviembre. Para entonces, la sociedad francesa ya estaba muy polarizada y una parte de la extrema derecha no violenta, que se identifica con Marine Le Pen, explicó estos atentados como la prueba definitiva de la naturaleza violenta del Islam y de su proyecto de conquista e islamización de Occidente. Por su parte, el yihadismo defiende la idea de que Occidente declaró la guerra a los musulmanes a través de la injerencia en Libia, Irak, Palestina, Afganistán y, como la extrema derecha, sostiene que musulmanes y occidentales no pueden convivir.La extrema derecha violenta considera que el pueblo blanco constituye una entidad homogénea en vía de extinción, por lo que toca salvaguardarla. Y los yihadistas que un musulmán no puede vivir en una tierra donde no rige la ley islámica. Al final, la extrema derecha violenta y el yihadismo comparten una misma cosmovisión en la que oponen dos bloques monolíticos.